Ya pare de sufrir. Si usted se emocionó, la culpa es sólo y nada más que de usted. Alianza Lima y Cienciano del Cusco cumplieron con sus libretos en la Copa Libertadores: perdieron. No hay que hacer dramas. Menos llorar.
Si usted pensó que la realidad iba a ser diferente, que los íntimos podían ganarle a Necaxa y los rojos a Toluca, es usted un necio o tiene problemas para interpretar la realidad.
Se lo repito. Se lo refriego en la cara: no busque culpables al costado. Mírese usted mismo y auto flagélese. Péguese por creer que el equipo que dirige el uruguayo Gerardo Pelusso, después de ganarle a la San Martín y empatar con Cristal, era un contrincante de fustes para hacer respetar la casa ante los rayos aztecas.
Si creyó que con su condición de invicto - construida por sus victorias ante el Sport Ancash, Bolognesi, Total Clean (¡auxilio!) y Municipal -el Cienciano podía derrotar a los suplentes del elenco que dirigió desde las tierras de los mariachis el ‘Tolo’ Gallego, sóbese de la caída.
Si usted es de esos masoquistas extremos y cree que porque Alianza y Cienciano jugaron un aceptable partido el sábado (el nivel es de acuerdo a nuestro paupérrimo campeonato) han recargado energías para encontrar el camino en la Libertadores, le recomiendo que no infle el globo de la ilusión. Fíjese que ahora viene el Sao Paulo y Boca Junior. Poca cosa ¿no?